¿Por qué acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad?

El principal motivo por el que una persona se acoge a la Ley de la Segunda Oportunidad es por necesidad. Las personas que solicitan una LSO lo hacen porque necesitan salir de la situación de sobreendeudamiento en la que se encuentran, digámoslo así: “necesitan otra oportunidad para remediar esa situación”. Todos nos merecemos una segunda oportunidad.

El segundo motivo es porque quieren solucionar su problema, pues bien, podemos tener esa necesidad, pero tenemos que poner todo de nuestra parte; tenemos que querer de buena fe arreglar esta situación.

El tercer motivo: tener una vida financiera saneada.

Existen muchos más motivos por los que tomar la decisión, todos ellos derivados de los anteriores.


Al principio es normal sentir miedo, inseguridad, y que surjan muchas dudas acerca del proceso y de la reacción de los acreedores, no se preocupe, son sentimientos habituales, mi consejo es que una vez tomamos la decisión, que es lo más importante, AVANZAMOS JUNTOS hasta el final del proceso.


¿Por qué solicitar una refinanciación no es una buena decisión? Solicitar un préstamo para pagar otro préstamo o pedir una refinanciación no es nada recomendable, y empeora la situación inicial, si bien al principio parece que el problema se resuelve porque transitoriamente lo hemos arreglado en apariencia, posteriormente, el problema se hace más grande. Esto implica entrar en un circulo vicioso y no remedia el problema primordial, tenemos que plantearnos ¿si no puedo pagar una deuda de X cantidad cómo voy a poder pagar una deuda mayor?

Si sabemos desde un inicio que no vamos a poder afrontar esa deuda es mejor buscar una solución legal a una alternativa bancaria imposible de cumplir.

Es normal que la primera solución que pensemos sea pedir un préstamo porque solicitar un préstamo es algo habitual, cotidiano y, acogerme a la Ley de la Segunda Oportunidad no es un acto que asumamos como “habitual”.

Las personas generalmente no sienten vergüenza cuando solicitan un préstamo porque es algo común, sin embargo, cuando se acogen a la Ley de la Segunda Oportunidad suelen sentir vergüenza, a pesar de ser una Ley y que su objeto principal es dar otra oportunidad financiera a los ciudadanos, por tanto, ese sentimiento de vergüenza lo debemos de cambiar por Felicidad y Orgullo, ya que tener solución a nuestros problemas no tiene precio y, dar este gran paso nos debe llenar de orgullo.

Antes de tomar una decisión que pueda impedir el día de mañana acogerse a una Ley de Segunda Oportunidad, aconsejo hacer una tabla con las ventajas e inconvenientes de las soluciones a nuestros problemas, es la única forma de ser realmente objetivos y realistas.

Nuestra prioridad es resolver su problema, si su prioridad también es resolver sus problemas económicos estaremos encantados de ayudarle.

Anterior
Anterior

¿Por qué pedir más préstamos no es la solución?

Siguiente
Siguiente

Salir de los ficheros de Morosidad.